Por mucho tiempo el turismo vacacional se encuentra controlado por el pensamiento netamente económico y las investigaciones sociológicas. En esta página web se mantiene una visión más balanceada: los turistas mismos y el encuentro con su destino vacacional. Los turistas toman lo que se les ofrecen y lo usan para sus propios propósitos; son precisamente estos propósitos los que nos interesan y más que 25 artículos en esta página web tratan de eso: el turismo de los turistas. Agregué un artículo nuevo sobre "el cambio climático" dentro del rubro "Turismo" (julio 2020).
En febrero 2020 agregué un artículo nuevo en el rubro "Turismo" con el título "La Fenomenologia y el Turismo".
Fotografías y los Turistas
Todos los derechos son del autor Marinus C. Gisolf. Se prohíbe la reproducción total o parcial sin mención de la fuente.
Fotografía y el Turismo
En los últimos años, que la popularidad de la fotografía digital ha crecido rápidamente, se nota cada día más, que los turistas no pueden andar sin cámara fotográfica. Durante la segunda mitad del siglo veinte, los turistas se conformaban con tomar 50 o 100 fotos, pero hoy en día la gente toma miles de fotos sin ningún problema, motivada por la tendencia de grabar todo lo que parece ser diferente al ambiente doméstico. Está claro que el rol que juegan las fotos en las vacaciones ha cambiado, provocando con esto un cambio también para los turistas. Parece ser obvio, sin embargo se han realizado pocas investigaciones dirigidas al tema de “hasta qué punto la cámara domina las vacaciones o hasta que punto, el turista todavía tiene algún control”.
Paralelamente, aun existen los turistas “antiguos” y al parecer son muchos; toman a veces algunas fotitos, a pesar de que ellos podrían simplemente apretar el botón de la cámara mil veces sin ningún costo adicional.
Estudiaremos el fenómeno un poco más a profundidad desde el punto de vista del turista: las influencias de las fuentes de Calprim y de las experiencias que salen de ellas sobre la fotografía y vice versa.
La foto
Solamente el hecho de “qué es una foto” precisamente ya no es una pregunta tan fácil de contestar. La mayoría de las fotos no sobreviven la etapa de ser miradas rápidamente en la pantalla chica de la cámara. Luego están las fotos que se muestran en la pantalla de una computadora y/o televisor y entonces estamos hablando de las fotos exitosas del punto de vista del camarógrafo. Solamente las mejores fotos de todas, llegan a la etapa de ser impresas en diferentes formatos o formas. Durante el principio del siglo 21, el formato de pantalla empezó a dominar el concepto de la foto y la forma impresa perdió su importancia desde entonces. Cada vez más turistas muestran sus fotos en el internet, lo que debe ser un gran alivio para sus familiares y amigos, quienes antes eran acosados por tener que ver todas las fotos o las diapositivas de las vacaciones.
En este sentido, es interesante observar, como la foto en su formato en pantalla adopta más la calidad de imagen que de una foto, más que todo por sus grandes cantidades. Un turista toma diez fotos de lo mismo, borra cinco y de las demás duda con cuales quedarse. Estas últimas cinco fotos forman una sola imagen.
¿Qué es una imagen y cuál es su función? Suponiendo que una fotografía es una documentación fragmentada y subjetiva, se trata de recuerdos tangibles e intangibles a la vez, los que poseen la capacidad evocadora de los dos mundos, el material y el inmaterial. La imagen sugiere algo de la realidad, pero al mismo tiempo se nos presenta con un símbolo para ser interpretado.
Cada fotografía tomada por un turista está cargada con un valor o significado simbólico. El porqué de tomar una foto y la forma en que se la tomó, demuestra la visión, las ideas y los marcos referenciales del fotógrafo. En el momento que se toma una foto es justamente esa: una imagen y los vínculos con la realidad se rompen
Cuando hablamos de imágenes en el turismo, podemos ver su función como un ciclo. Cuando un turista se decide ir a la Patagonia en Argentina por ejemplo, puede ser que aparezcan imágenes de glaciares o de pingüinos, mientras otros turistas pueden haber leído el libro “La Patagonia Express” de Paul Theroux, u otros vieron imágenes de un rally de carros en la televisión. Muchas partes diferentes de nuestra memoria han almacenado imágenes materiales tanto como mentales y cuando tratamos de recopilar todo lo que sabemos acerca de un destino, nuestra memoria arrastra toda la información sobre ese destino hacia un solo lugar. En este caso estamos hablando de la fase inicial de formar las primeras expectativas de estas vacaciones en particular.

Mirar puede ser ver imagenes in el turismo. La observación directa con el ojo puede ser subordenada en el proceso de experimentar.
Luego las expectativas se alimentan casi continuamente con información nueva y por lo tanto, con imágenes fotográficas entre otras. Cuando llega a la Patagonia, nuevas imágenes entran a la memoria y al mismo tiempo el turista agrega sus propias fotografías. Al final de las vacaciones, todas las fotos se estudian extensivamente (o las borran) y sirven no solamente como material para futuras vacaciones, sino también como material informático para los amigos o familiares, con lo cual el ciclo cierra su curso.
El turista puede usar sus fotos para una etapa posterior como gancho para colgar sus recuerdos vacacionales. Estas memorias pueden marchitarse con el tiempo, mientras las imágenes de las fotos tardan más, menos que la cosa o fenómeno que impresionó, que sigue estando presente en nuestra memoria. El color azul de un glaciar por ejemplo, es tan intenso, que no es posible capturarlo en una sola fotografía, pero sí queda estampada en la memoria – por lo menos en el caso mío.
Posiblemente hay turistas modernos que se saltan una etapa del ciclo. “¿Cómo le fue en su viaje a la Patagonia?” “No sé, porque no he visto las fotos todavía”, es un ejemplo.
Un turista puede lamentar y decir: “¡Qué pena que no tomé más fotos, porque podría haber tenido más recuerdos!” El papel de las imágenes materiales tanto como mentales, está fuertemente vinculado con el turismo, por lo menos en lo que se refiere a la parte organizada del turismo. Al final de este artículo veremos los casos de los turistas que arreglan su propio viaje y demuestran un comportamiento bastante diferente en relación con la toma de fotografías.
El turista como fotógrafo
En la práctica de la fotografía en el turismo se pueden distinguir tres niveles: el nivel del fotógrafo, luego el nivel del momento de tomar la foto y finalmente el uso que se da a la foto posteriormente.
Vamos a ver al turista como fotógrafo. La fotografía puede jugar un papel importante en el turismo, todo empieza con el fotógrafo, su cámara y su relación con su ambiente social más cercana. Este último punto se refiere a los familiares o los amigos y en el caso que el turista viaje en un grupo, concierne a sus compañeros de viaje también. Hay una cantidad de turistas cada vez más grande que piensan en su cámara como una tarjeta de presentación para los demás viajeros del grupo y realmente usan su cámara pare este propósito, entre otras cosas. Normalmente se trata de cámaras caras de marcas famosas y además con varios accesorios, tales como lentes, trípodes, etc. El asunto se acentúa aún más, por la forma extrovertida que se toman las fotos; el fotógrafo se acuesta en el piso para un mejor ángulo (“un verdadero fotógrafo tiene que sufrir para poder tomar una buena foto”) y todo eso con comentarios a voz alta sobre los ajustes técnicos usados. Por lo complicado que se ha vuelto el uso de las cámaras digitales caras, muchos turistas andan con dos cámaras: una para las fotos “profesionales” y la otra para las fotos rápidas con la cámara automática. Es claro que el turismo sin cámaras, hoy día es casi difícil de imaginar.
Otro punto son las historias exageradas sobre cómo un turista logró tomar una cierta foto impresionante, gracias a algunas circunstancias especiales. Las historias suelen parecerse a las historias de caza en tiempos antiguos y la foto toma el lugar de los trofeos de caza (la foto del pescador con su pez enorme, etc.). En la parte central de estas historias está la manera en que el turista reconoció justo a tiempo la posibilidad de tomar esta foto. Para sus amigos estas historias suenan aburridas, mientras que para el turista tiene este sentido único de sus vacaciones que nadie más puede entender.
Hay otro comportamiento típico del turista que debemos mencionar dentro de este contexto. Cuando estamos en un país extranjero, el turista esta alerta y puede sentirse poco seguro de sí mismo, también por el riesgo de recibir una reacción negativa de parte de la población local. La solución al problema es sencilla: el turista se esconde detrás de su cámara. Pone una cara para decir “no soy yo” y evade un contacto directo con la gente en su alrededor. El turista piensa que es un observador neutral y desde de detrás de su cámara cree que no interrumpe en nada y que puede tomar algunas fotos auténticas. La cámara juega entonces el papel de intermediario entre la realidad y el turista, no solamente en el sentido que la foto ya no es más realidad, sino también que el fotógrafo esquiva esta misma realidad: Ellos > mi Cámara > y Yo.
Debemos agregar que todavía existen los turistas con un comportamiento casi contrario: se disculpan primero, toman una sola foto y guardan la cámara de inmediato, preparando así un ambiente para un posible contacto social. Ahora este grupo de turistas conforma una minoría, al contrario de lo que fue en el pasado.
Tomando fotos
Explicamos anteriormente, que hay razones porqué tomar una foto y luego están las razones de qué hacer con esas fotos. Las motivaciones para tomar cierta fotografía son diversas y dependen lógicamente del turista mismo. Sin embargo, se puede reconocer ciertos rasgos claros de comportamiento.
La característico más notable de una foto de una atracción turística, es la presencia del turista mismo, su amigo o compañero en el centro de la foto. Cuando se trata de una atracción primaria (fuente de Calprim principal) es obvio que el turista quiere fotografiarla, pero al mismo tiempo es importante para el turista que esta foto no se parezca en nada a las fotos de los guías y folletos turísticos o las publicaciones en el internet. Los turistas quieren algo diferente a las imágenes de la información focalizada de las agencias de viajes. Todo el mundo sabe, por ejemplo, que de este glaciar se publicaron cientos de fotos, pero el turista quiere asegurarse que “su” foto es única, poniéndose en el centro a sí mismo. Es una manera de indicar que se trata una foto auténtica de él.
Otra razón detrás de esto es que el turista quiere guardar algo de este momento y quiere tener algo tangible como recuerdo. La foto con la persona en el centro, es una forma de decir “Yo Estuve Aquí”, igual como en los viejos tiempos cuando la gente grababa su nombre en un árbol o escribía su nombre en una pared y colocaba la fecha.
El carácter de una foto de vacaciones retrata normalmente algo idílico, pintoresco, impresionante o extraordinario. La cámara se coloca de tal forma que no se vea el basurero y el turista casi arriesga su vida para evitar un poste de luz que está bloqueando una vista preciosa. El fotógrafo un poco más profesional, tratará de buscar colores cálidos en las fotos. Las imágenes corresponden al concepto de las vacaciones ideales como pintadas en los folletos de las organizaciones de viajes o guías turísticas. El turista quiere ver primero lo que espera ver y efectivamente son estas expectativas con sus imágenes correspondientes que dominan las primeras experiencias, más que la realidad como se puede vivir por medio del consumo de Calprim.
Muchos turistas se imaginan cómo es vivir en uno de estos pueblos pequeños y tratan de ver la parte auténtica del pueblecito y no están abiertos a observar las partes feas. Entre los turistas occidentales, el sueño de lo que es auténtico vive muy fuertemente todavía y se nota por el tipo de las fotos vacacionales que toman.
Al mismo tiempo hay otro tipo de mecanismo sicológico que deja su huella. Existe el fenómeno de la “necesitad del disparador”: el turista que ya no puede sacar su dedo del botón y sigue tirando fotos sin parar. Puede ser que alcance el momento de no vivir nada, o sea ningún consumo de Calprim, pero simplemente ve el mundo a través de la mini-pantalla de su cámara. Igual a un niño que apunta con su dedito todo lo que le parece interesante, este tipo de turista apunta su cámara a todo lo que parece ser diferente a su mundo habitual. Estos turistas casi no ven las fotos y la importancia para ellos es el momento de tomar la foto y no la imagen que quieren grabar.
Otro elemento que juega su papel al momento de tomar una foto, es el sentimiento que el turista quiere compartir la experiencia que está viviendo con sus amigos o familiares de su país de origen. Quiere que sus amigos formen parte de su experiencia y es la razón para tomar fotos. Esta observación es cierta, pero al mismo tiempo existe otro mecanismo: también el turista quiere demonstrar qué increíble fueron sus vacaciones y qué lindas son las fotos que tomó. Este tipo de turista quiere lucirse con sus fotos, un poco para provocar la envidia de sus amigos y en muchos casos, pasa a ser la razón principal para tomar una foto específica.
Los turistas quieren ver la mayor cantidad de cosas interesantes posibles para poder tomar más fotos impresionantes. Cuando un turista se pierde una atracción principal, no solamente pierde una posible experiencia, pero más que todo, pierde la oportunidad de hacer fotos lindas. La desilusión cuando una densa neblina esconde el glaciar por ejemplo, no es solamente por no poder verlo, sino que el turista regresa a casa con las manos vacías. Obviamente las expectativas juegan su papel también en este caso.
El uso de las fotos vacacionales
Un turista puede haber tenido cualquiera motivación en el momento de tomar una foto específica, lo que haga con las fotos después es una historia bien diferente. Después de las vacaciones, el turista tiene que decidirse qué hacer con las miles de fotos que tomó, porque solamente al terminar las vacaciones el turista empieza a darse cuenta del potencial que tienen. Eso es un punto fundamental en la diferencia entre un fotógrafo profesional y un turista tomando fotos.
Normalmente el turista selecciona sus fotos después de las vacaciones y por lo tanto el factor tiempo juega un rol importante en este proceso. Primero que todo, la selección concierne todas las fotos malas, aquellas que están demasiado oscuras, movidas o también los casos en que el turista no se recuerda que trató de fotografiar (la foto de un bosque denso y tiene que buscar donde está el pajarito…). Si hay algo que no le gusta a un turista, es el tener que borrar fotos, simplemente para evitar que su computadora se atasque. Rara vez una foto borrosa puede servir como protector de pantalla, pero normalmente la mayoría de las fotos, tienen que ser borradas.

Una pésima foto (tomada a través de un vidrio mojado) puede resultar en una obra de arte – o lo contrario.
La selección de lo que se considera ser las fotos buenas depende completamente del turista mismo. Una selección puede ser para el álbum de fotos (físicamente o publicado en el internet), tomando en cuenta los posibles comentarios de los amigos y familiares. Otro elemento que juega un papel, es la vanidad del camarógrafo: cualquier foto en donde aparece en una postura tonta, con los ojos cerrados o con una expresión fea en la cara, será borrada rápidamente incluso cuando en el fondo de la foto, se pueda ver una vista maravillosa.
Obviamente el turista quiere lucirse con las fotografías impresionantes que tomó y la noción de “que es una foto buena” depende más del contenido de la foto que de la calidad técnica de la misma. Animales silvestres, vistas encantadoras, mercados coloridos o puestas de sol románticas, son los temas más populares que el turista busca cuando selecciona sus fotos. Las fotos que muestran los dos aspectos, contenido y calidad técnica, obviamente serán mostradas extensivamente a todos los familiares, conocidos o colegas. El turista quiere enseñar cuan especiales fueron sus vacaciones y las grandes aventuras que vivió.
Otro punto, se refiere al tema de los recuerdos que el turista tiene y quiere mantener. La foto sirve como un gancho para colgar los recuerdos en la memoria y luego una foto puede evocar una serie de recuerdos. La foto en que Ana se cayó en el barro, por ejemplo, circula en la familia por muchos años, mientras que el incidente mismo, después de un tiempo, ya no tiene mucha importancia, excepto, cada vez que la familia se ríe nuevamente al ver la foto.
Las personas que no tomaron fotos o muy pocas (o el último día de sus vacaciones la cámara se cayó en el mar) tienen este problema, de cómo guardar los recuerdos, cuando no hay “ganchos” tangibles para colgarlos. Los recuerdos se guardan normalmente en grupos en la memoria y cuando, por algún estímulo externo, un recuerdo se muestra, los demás del mismo “sector” aparecen también.
Un motivo diferente para seleccionar fotos, es por razones históricas. Un turista puede guardar una foto con el deseo de mostrarla algún día a sus hijos o nietos para que ellos puedan ver cómo se vio la vida en tiempos anteriores. En un nivel similar, está la función de diario y las fotos pueden servir para que el turista no se olvide de la forma en que sus vacaciones se desarrollaron.
Las Fotografías y las Experiencias
En la cadena pre-turista / turista / post-turista las expectativas juegan un papel fundamental. Los turistas empiezan con las expectativas y de la misma forma terminan las vacaciones con ellas. Las expectativas se basen principalmente en imágenes, lo que significa que la foto juega un papel muy importante. En el caso de las expectativas, estamos hablando de material fotográfico suministrado por las organizaciones de viajes o por los institutos nacionales de turismo, pero también de las fotos tomadas por los mismos turistas anteriormente.
El turista ve, primero que todo, lo que espera ver. Cuando el turista tiene expectativas estrechas (tiene una idea clara de lo que él cree que va a experimentar) el ojo del turista y de su cámara buscan las imágenes que se han visto anteriormente en guías turísticas o en la televisión. Hablamos más que todo de las fuentes de CalPrim principales y secundarias que son bien documentadas y el turista normalmente sabe mucho de ellas – el motivo de la selección del destino de las vacaciones, puede estar basado en eso.
Los turistas con las expectativas amplias (y no tienen ideas claras de qué esperar) o aquellos que no tienen ninguna expectativa, deben orientarse primero en un lugar nuevo antes de empezar a tomar fotos. En estos casos, se trata específicamente de las fuentes de Calprim compartidas, cuando por ejemplo, cualquier situación dentro un pueblo o una población local pueden ser considerada idónea para ser fotografiado.
En este caso, se producen otro tipo de fotos y la interpretación del turista acerca del tema de la foto, se nota mucho más, no solamente por la selección del sujeto, sino también por la composición del cuadro.
Con este tipo de fuentes de Calprim, es imposible que uno salga en el centro de la foto y es poco probable que la foto se parece a alguna imagen comercial. Cuando algo repentino ocurre, lo único que un turista puede hacer, es arrebatar su cámara y tomar la mayor cantidad de fotos posible (con la adrenalina de un periodista), con la esperanza de que, por pura suerte, las fotos se conviertan en documentos únicos (lo que normalmente no es el caso, pero eso no importa). O sea, hay una diferencia bien marcada entre el tipo de fotos de las fuentes de Calprim principales o secundarias y las fotos tomadas de las fuentes compartidas e incidentales.
Hay otro elemento que juega su rol. Una fuente de Calprim puede ser de una autenticidad objetiva (la cosa o fenómeno es real, desde cualquier punto de vista), pero eso no suele ocurrir. En el caso de las fuentes de Calprim principales y secundarias, lo que vale es la historia sobre la fuente y la forma en que se la enfoca. Este tipo de autenticidad-con-una-historia se llama la autenticidad simbólica y juega un papel muy importante en la parte organizada del turismo.
A menudo observamos que lo que vale para un turista es la historia que se cuenta sobre una atracción turística, más que el fenómeno mismo. En este sentido las expectativas juegan un papel importante, además cuando son alimentadas por las organizaciones de viajes.
En una foto, ¿cómo podemos distinguir si lo que se ve es auténtico de verdad (objetiva) o es simbólico? Por ejemplo, un grupo auténtico de indígenas que al final de cuentas tenía poco de indígenas y nada de autenticidad, puede generar un sentimiento fuerte de desilusión entre los turistas. Sin embargo, cuando la historia que se cuenta acerca de la presentación de estos indígenas clarifica, que el indígena moderno se viste en su traje típico para los turistas, para que ellos puedan apreciar como sus ancestros vivían, puede generar algunas experiencias auténticas con los turistas y entonces ellos pueden tomar muchas fotos interesantes.
Una vez en casa va a ser muy difícil distinguir si los indígenas en la foto fueron indígenas “de verdad” o personas locales (con sangre de indígena) vestidos de indígena para la foto. La foto no muestra si se trata de la autenticidad objetiva o simbólica.
Podemos observar la gran diferencia entre el momento de tomar la foto y lo que ocurre con esta foto después. La foto nos muestra una imagen, que puede ser auténtica objetivamente o no – la foto no revela su secreto…. Lo que es real y lo que parece ser real se traslapa. Eso explica la fuerza que tiene una foto: es demasiado obvio que asumamos que lo que se ve en la foto es algo real y la gente tan fácilmente cree en las cosas como aparecen.
Adicionalmente está el tema de lo que se considera más importante: la experiencia misma o los recuerdos tangibles e intangibles que nos quedan. En otras palabras muchos turistas sienten que cuando no hay foto, no hay experiencia. Obviamente no es cierto, sin embargo el consumo de Calprim que será procesada en experiencias puede entretejerse con los recuerdos basados en imágenes, por lo cual estas últimas, pueden ganar la batalla por el principio de la reconfirmación. Cuando no existe foto de un incidente, éste puede desaparecer más rápidamente de nuestra memoria que en el caso de que se le hay grabado – por lo menos mucha gente piensa o siente así. Eso es porque, se dice a veces, que las fotos dan forma a las vacaciones, y definitivamente a las experiencias vacacionales. El riesgo que corre uno es que la experiencia vacacional se convierte en una experiencia fotográfica. Una cosa queda bien clara: la gente no quiere perderse una atracción turística principal, porque en este caso se pierde la oportunidad de hacer fotos bonitas.
Cuando no se toman fotos
Existen grupos de turistas que casi no toman fotos o simplemente no llevan cámara. El mochilero toma pocas fotos, porque no va con su estilo de viajar, en el modo de que las ocurrencias incidentales y repentinas dan forma a su viaje. Encontrarse con gente es importante para ellos y las pocas fotos que toman normalmente tratan exactamente de eso: gente con la cual se encontró casualmente.
El turista realmente idealista (en un extremo izquierda de la escala de Estilos de Vida) también hace uso de su cámara, pero con mucha discreción. Por ejemplo en el caso del turismo rural, cuando un turista se hospeda en la casa de alguna familia local, no va a tomar fotos durante todo el día. Se trata entonces de las fuentes de Calprim compartidas y el turista no sabe que puede esperar y por el hecho de que convive con la población local, va a usar su cámara con mucho más cuidado y discreción para no entorpecer ninguna relación social.
También están los turistas que no se consideran como tal. El negociante que tiene que quedarse en una ciudad extranjera durante un fin de semana, puede decidir “jugar el papel de turista”. Su comportamiento es diferente, obviamente, más que todo por las bajas expectativas y en lo que se refiere a la fotografía, toma muy pocas, porque las personas de negocios no están acostumbradas a hacerlo. Hay muchos turistas que se encuentran en destino por otras razones y su comportamiento es diferente, por las expectativas diferentes que tienen.
No obstante para la gran mayoría de los turistas, la fotografía forma una parte inseparable de sus vacaciones y les da una oportunidad a los turistas, de dar forma a sus experiencias vacacionales.
Hasta qué punto la fotografía domina las vacaciones o al revés, sigue siendo una pregunta interesante donde las actitudes e ideas personales de los turistas todavía parecen prevalecer.
Finalmente debemos mencionar que todo lo expuesto anteriormente sobre la fotografía, tiene la misma validez para videos o cualquier material digital filmado.
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